Queda abierta la recepción de microrrelatos para concursar en la 9ª edición. El plazo de recepción de microrrelatos terminará el miércoles 02/02/2010 a las 22h. y las votaciones se realizarán desde el 03/02/2010 a la misma hora hasta el domingo 06/02/2010-también hasta las 22h.).
El fin de los principios: -Sabría cómo descuartizar un cerdo, pero no podría matarlo y, ni mucho menos, comérmelo. ¡Soy vegetariano! -¡Pero…! ¡Pero…! Recuerda: Una hecatombe ha hecho desaparecer todo ser vivo sobre la faz de la tierra y sólo quedáis unos cuantos hombres y una piara de gorrinos… -su interlocutor seguía mirándole impertérrito, reafirmándose en la decisión tomada. El ángel le miró de arriba abajo cabeceando-. ¡Anda, pasa! Pregunta por San Pedro y ponte en la cola que corresponda. Si ya nos dijo Dios que erais más cabezotas que inteligentes... Tendríamos que haber mandado monos al paraíso… ¡SIGUIENTE! |
La clave Sabría como descuartizar a un cerdo, lo sabría seguro en el mismo momento en que se le pusiera delante; mientras tanto rezaba, rogaba a Mahoma que le diera fuerzas para hacer lo que tenía que hacer sin que le temblara el pulso. Esa noche dormiría en el Paraíso entre huríes siempre vírgenes. - Y… ¿Para qué quiero yo tanta virgen- se preguntó un tanto mosqueada- si no soy lesbiana? Me parece que voy a hacer el gilipollas. |
Al detalle Sabría cómo descuartizar un cerdo; estaba tan absolutamente seguro de eso como de que las minuciosas explicaciones de su padre al respecto le impedirían hacerlo, aunque fuese cuestión de vida o muerte. El eco de la voz del experimentado matarife de posguerra resonaba en su mente cada vez que se lo planteaba: "Un tajo en el cuello, se cuelga boca abajo y cuando deja de sangrar ya puedes limpiarlo y trocearlo" |
Un tajo al corazón -Sabría cómo descuartizar a un cerdo. -Aún eres un niño –dijo mi padre-. Por ahora, recoge la sangre con los demás. - No soy un niño –insistí-, puedo hacerlo. Sabía que la hija de los propietarios, María, me miraba. Yo no era capaz de alzar la vista mientras sostenía el cubo. Mi padre utilizaba la cuchilla sin descanso. Los gritos del animal dejaban paso al silencio afanoso de todos. Cuando miré, ella me sonreía. |
Matarifes. Sabría cómo descuartizar un cerdo, llegado el caso, pero el padre, decano emérito, insistió en que cursara la carrera de Matarifes. Estamos en cuarto curso, práctica de descarne. Juanillo se presenta en el aula magna sujetando al cerdo por una oreja. Saluda, saca del capacho el cuchillo de descarnar, se acerca al cerdo y se lía a darle tajos en el lomo. El marrano, que se esperaba otra cosa, da un salto, arremete contra la puerta y sale despavorido pasillo adelante. –¡Pero Juanillo, hijo! ¡Primero había que degollarlo! –¡Ay, papa! ¿No ti acuerdas que eso ya lo dimos en primero? |
Fueron felices... -¡¿Sabría cómo descuartizar a un cerdo, valeroso caballero?! -espetó la histérica doncella con medio cuerpo asomando fuera del balcón. -¡Cuidado, hermosa dama! -contestó el vigoroso doncel de azulados leotardos- ¡Alejaos del borde mi señora, no vayáis a lastimaros ahora! Me he enfrentado a indescriptibles peligros para rescataros de la torre en que os encontráis presa. Yo, Príncipe de... -Disculpad mi insistencia, amable señor; pero llevo tanto tiempo encerrada en este lugar nutriéndome de los pajarillos que se posan sobre el alféizar... Necesito estar segura de no tener que ver una perdiz en lo que me resta de vida. |
El hijo del carnicero —Sabría como descuartizar un cerdo si no fuera tan inútil, pero este chico cree que ha nacido para millonario —dijo el padre, agitando su cuchillo ensangrentado. —Pues para ser millonario deberá descuartizar a cerdos más gordos —apuntó la madre, con segundas.
—Tú déjalo hacer. —¿Acaso tenemos otro “cerdo” en la carnicería? —Te aseguro que vale para eso. |
Reconversión industrial. -¿Sabría como descuartizar un cerdo? -Sí, supongo que sí, al fin y al cabo anatómicamente no son tan distintos de las personas. -Pero el cuchillo y el hacha no tienen nada que ver con el bisturí. -Sabré arreglármelas. -Bien... vale... seis meses a prueba y luego ya veremos. Como todos, ¿eh?
-De nada hombre, además así subimos el nivel académico del matadero, ja ja ja ja -Eh... Sí... Ja ja... |
Cuba, año 2006. Sabría cómo descuartizar un cerdo, como curar sus jamones, como recoger su grasa y su sangre, como preparar el sabroso chorizo. Y los chicharrones. Sabría todo eso y más si me hubiese quedado en el pueblo con mis padres y no hubiese escuchado los cantos de sirena de Jamal y nuestros dos peones. O si el cura del pueblo no me hubiese hecho tomarle tanta tirria a la iglesia católica. Pero ya es tarde para lamentarse. Aquí estoy, en Guantánamo. Mi destino está en manos de Alá. O peor aun, en manos de ese arbusto yanqui con cara de simio. |
Pequeño accidente. Sabría descuartizar un cerdo si no fuera judío, pero Karl Applebaum está a punto de ir contra el mitzvah de no sacrificar en Shabbat y, más aún, está a punto de manchar sus manos con la sangre de un puerco; sin embargo, parece que algo dentro de él se ha liberado y no puede pararlo: tendrá que descuartizar, separar las entrañas de la carne, y enterrar esos pedazos sin vida para que nadie, en toda Haifa, pudiera saber que su hijo dejó moribundo a un cerdo el día en que celebró su Bar Mitzvá. |