¡Enhorabuena, David! Buen micro relato, que logra reunir algunas de las virtudes que uno espera encontrar en esta tipo de pieza literaria: concisión, claridad y un tema, como el del humor negro (negrísimo me atrevería a decir), que suele triunfar en estos territorios.
Gracias por tus madrugadores comentarios, Carlos. Es cierto, lo de los sesos en mi micro lo estropea por completo. Hubiese bastado que el tío gracioso dijese: —Vale. Ya está bien. Si seguís así vuestra tía me hará dormir con las gallinas. O cualquier otra tontería, que en esa situación sólo con abrir la boca el tío, los sobrinos se parten de risa.
Algunos comentarios a vuela pluma:
1 : ¡La risa de Augusto! : No creo que llevase, de manera consciente, malas intenciones el payaso. Pero en los anales de la prensa sensacionalista y los archivos policiales se vio en alguna ocasión a malvados que lograban ganarse la confianza de los niños con un disfraz de payaso. Y uno encuentra hasta cierto punto lógica la reacción del padre. De todos modos se queda en el relato discreto de una anécdota.
2: Duelo : El Rey León, El libro de la Selva, la madre Naturaleza, la razón de la fuerza, el espíritu de la taiga… un poco de todo ese veo en este micro relato. Incluso algo de Rodríguez de la Fuente, �el National Geographic y los documentales de la 2. Pero también aquí no veo más que una escena de depredadores y depredados, sin mucha más trascendencia.
3: Temblores : Una escena que podría darse perfectamente, incluso sin la mediación del Parkinson. Pero el que el incidente refleje las primeras señales de esa enfermedad degenerativa, y el contexto de dignidad (y humanidad) que refleja no sólo la actitud del conferenciante sino también el apoyo del público, le dan un valor adicional. Sin embargo la frase final la encuentro confusa. Quizás debía decir algo así: “Son los primeros síntomas del Parkinson. Aunque el tratamiento te ayudará a controlarlos, tienes que acostumbrarte a ellos.”
4: El ingenio : Veo aquí una historia propia de cine en blanco y negro, o incluso de un chiste de aquellos de Gila, en un pueblo en el que un pobre visionario tiene la paranoia de que les van a invadir y bombardear. Se ha construido una especie de platillo volador en el que pretende alejarse del peligro. Aquí no sabría decir si es que es un chapucero y los del pueblo, como lo saben, ríen por anticipado el seguro resultado del intento de poner en marcha el “motor” del platillo, o si han sido sus convecinos los que le han saboteado cruelmente el artefacto y saben que le explotará en cuanto intente usarlo.
5: Sin salida : El humor negro campa a sus anchas por esta edición. Los sádicos hermanitos y su lavadora, el pueblo de graciosos que ríen viendo explotar el “ingenio” con su inventor dentro, y este micro relato, en el que unos condenados a la “solución final” y la “exterminio” se toman a broma sus últimos diez minutos de vida en la cámara. A posteriori creo que no fui justo con mis puntuaciones a esos relatos “negros”, pues en mis relecturas y mi análisis les he hallado un valor que no vi en un primer momento. Ni siquiera lo del nitroso puede considerarse un fallo, pues es perfectamente posible que “el patas” creyese que el gas con que los iban a matar se llamaba de ese modo (en realidad era un gas basado en el cianuro).
7: El giro : Cómo que no veo ni una serie de televisión, supongo que no logro situar la escena. Este micro relato tiene algo que me desconcierta. Aunque no logro situarlo ni doy con su contexto histórico o de ficción, me imagino una tierra y un tiempo en el que el comentario de las drogas y la juventud no parece encajar en modo alguno.
8: Primavera : Esto no es un micro relato. Es más bien el cuadro de una dulce y suave tarde en el parque junto al estanque. El que los alegres niños que juegan a la pelota no paren de reír es, evidentemente, una necesidad del guion: la cosa tenía que comenzar así.
9: Solos en casa : Ya he comentado que, entre los diversos micros que tiran del humor negro, este es posiblemente el que lo hace de forma más contundente. Sin llegar a ser un micro químicamente puro, hace gala de una brevedad y concisión notables.
Vamos a por la siguiente edición. ¡Sólo falta el centrifugado!
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