La verdad fingida: falsificaciones del patrimonio e identidades espurias

«… cuando una sociedad está preocupada por algo que se da en su tiempo con notas muy distintivas y fuertes, ese algo, sea material o espiritual, produce falsificaciones».

Caro Baroja, J. (1992). Las falsificaciones en la historia (en relación con la de España). Barcelona: Seix Barral, p. 20.

Las falsificaciones no son una producción aislada ni algo reciente, sino que se pueden considerar una respuesta que la propia sociedad genera en su tiempo. Cuando algo recibe interés en un momento dado, ya sea un estilo de obras para el coleccionismo, un artista de moda o una marca de ropa o de bolsos o gafas, eso siempre genera falsos y toda una casuística diversa, desde las imitaciones a las versiones, copias y todas aquellas categorías que hemos englobado bajo el marco de las «identidades espurias».

El objetivo último de esta publicación es poner en evidencia la constante y a veces sorprendente, ingeniosa, diversa y esperpéntica presencia de falsificaciones dentro del patrimonio histórico-artístico. Se resalta la extraordinaria extensión del ámbito de la falsificación con ejemplos que abarcan desde la antigüedad hasta el presente, desde los documentos históricos —en archivos— hasta los propios cuerpos humanos y reliquias, y de todo aquello que se colecciona o a lo que se podría conferir un valor concreto, ya fuera por el prestigio o por su relevancia histórica o simplemente por su valor económico.

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