LAS SECUELAS NEUROPSICOLÓGICAS DEL TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO

Un traumatismo craneoencefálico (TCE) es aquella lesión física o deterioro de las funciones internas del cráneo causadas por el impacto de una fuerza externa que puede ocasionar una disminución o disfunción del nivel de conciencia, dando lugar a una alteración de las habilidades cognitivas, físicas y/o emocionales del individuo. Podemos incluir en esta definición a toda causa de origen externo que da como resultado una contusión cerebral, una conmoción, una laceración o una hemorragia en cerebro, cerebelo y tallo encefálico. Como resultado de estas alteraciones encontramos un grave impacto en el paciente a nivel personal, familiar, social y laboral (Vegas, 2020).

 La importancia del TCE resulta evidente, siendo una lesión que se produce con mucha frecuencia en la población y, también, por la morbilidad y la elevada mortalidad que provocan. Las cifras del TCE fluctúan alrededor de las 200 urgencias tratadas por cada 100.000 habitantes/año, donde el 90% necesitarán atención médica y su posterior ingreso en unidades hospitalarias. Las cifras de fallecidos a causa del TCE oscilan en torno a 10 pacientes por 100.000 habitantes/año. Las lesiones fruto del TCE, provocan el 1% del total de fallecimientos, convirtiéndose en el culpable del 25% de éxitus por traumas y originando el 50% de muertes por accidentes de tráfico y vía pública. La incidencia es mayor en hombres con una relación 3:1 y sobre todo entre los 15- 25 años (Martín Roldán, 2020).

El traumatismo craneoencefálico es un importante problema de salud pública en la actualidad, debido a sus elevadas cifras de mortalidad y a las numerosas secuelas físicas, sensoriales, cognitivas, conductuales y emocionales que deja en los pacientes que sobreviven. Puesto que la franja de edad mayoritaria de los pacientes que sufren un TCE se encuentra entre los 15 y 30 años, el coste resulta muy alto, teniendo en cuenta los cuidados hospitalarios que van a requerir, la posterior rehabilitación y la gran pérdida de años potenciales de vida si finalmente la persona no consigue integrarse en la sociedad (Parra y Camputaro, 2018).

Principalmente, las causas de los TCE en España, tienen como origen las caídas, que suelen sufrir sobre todo la población anciana y niños. También, son frecuentes los accidentes de tráfico (de bicicleta, colisiones con peatones, etc.) y los TCE por actividades deportivas, donde son habituales las conmociones cerebrales (Wilberger, 2019).

Las secuelas que deja un TCE también dependen del área afectada del cerebro donde se localicen, siendo las áreas frontal y temporal las más dañadas por el mecanismo de aceleración y desaceleración. Entre las alteraciones neuropsicológicas más comunes encontramos la atención y la concentración, la velocidad para procesar información, la memoria y el aprendizaje, funciones ejecutivas como planificar y organizar, y el lenguaje. Las secuelas neuropsicológicas limitan la funcionalidad, autonomía y calidad de vida del paciente tras un traumatismo craneoencefálico (Bruna et al., 2011).

Enfermería aplica medidas generales, de control y vigilancia en el tratamiento del traumatismo craneal que resultan fundamentales, buscando siempre favorecer la calidad de vida de los pacientes y de sus familias.