Tempus fugit II Soler Pastor

Podríamos pensar que somos fragmentos de casualidad entre las idas y venidas del tiempo, y en cierto modo, esta obra no es más que eso, un diminuto recorrido familiar, circunscrito a un lugar, a través de la inmensidad de acontecimientos acaecidos desde el sigo XIX hasta nuestros días.

La familia a la que nos referimos es la formada por los apellidos Soler Pastor, sin embargo, tras ellos hay muchos más, tanto si giramos nuestra mirada hacia el pasado como si la lanzamos hacia el futuro.

Lo más curioso es que este puzzle encaja perfectamente en el presente y demuestra, a modo de visión romántica, que los vínculos son mucho más eternos que las propias personas. Adoptando el juego de palabras que Friedrich Nietzsche usa en Así habló Zaratustra podríamos decir eso de que en el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.