Sus macabras hazañas se convirtieron en leyenda y su identidad permanece oculta tras un impenetrable velo de intriga y misterio. La trama tiene por epicentro a los dramáticos acontecimientos del denominado: "otoño del terror" de 1888 en Whitechapel, este de Londres, donde el sádico psicópata que la historia registró bajo el alias de "Jack el Destripador" se ensañó asesinando y mutilando a pobres meretrices. Los potentes ecos de un caso mítico que aún resuenan en nuestro días narrados por un experto latino en los crímenes y la era victoriana.
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Uno de los personajes reales que quizás más expectación ha generado a lo largo del tiempo, y cuya imagen ha inspirado innumerables obras. Un sujeto, a quien el paso del tiempo y el misterio generado a su alrededor, ha convertido en leyenda.
En el otoño de 1888, Jack el Destripador se convirtió en la estrella criminal indiscutible que copaba a diario las portadas de los principales periódicos.
El autor, Gabriel Pombo, no solo nos mostrará hacia dónde se inclinaron las pesquisas policiales, mostrándonos las numerosas celebridades de la época que fueron señaladas como posibles culpables, sino que también analizará los crímenes al detalle.
Gabriel Pombo en "Jack el Destripador: La leyenda continúa" nos ofrece un relato novelado que se mezcla con la rigurosidad de un ensayo.
Una excelente forma de seguir la pista a este asesino en serie victoriano.
El ensayista nos introduce en materia describiendo con trazos lúgubres el distrito del este londinense, donde entre el verano y el otoño de 1888 Jack the Ripper cazaba a sus víctimas, sirviéndose de frases como la siguiente:
“...Aquella madrugada un frío glacial azotaba Londres, y en las calles desiertas la niebla le ganaba espacio a la lánguida luz de las farolas de gas...”.
El escritor ha logrado una obra entretenida y a la vez altamente interesante, que abarca todas las hipótesis postuladas a lo largo del tiempo sobre este emblemático caso criminal, exponiéndolas con respeto e intentando ser lo más objetivo posible.
Como ejemplo de la incisiva prosa del autor, cabe transcribir, este párrafo:
“...Jack el Destripador golpeaba repentinamente, cual si de un perverso y fulmíneo ente emergido de la nada se tratase. Agredía a sus presas humanas y les infligía una muerte atroz, sin que aquellas pudiesen oponer la menor resistencia. Nunca había testigos directos presentes durante los feroces ataques, o parecía no haberlos. Obraba con increíble eficacia haciendo alarde de una desconcertante sangre fría, e, igualmente, de un completo desprecio hacia el peligro, como si estuviese convencido de que jamás sería capturado...”.
Me he quedado asombrado con todos los nombres que se han llegado a manejar, algunos propuestos por la policía del momento y otros no mencionados más que en tiempo recientes. Algunos de estos sospechosos los conocía ya que por diversas razones son bastante famosos, como el príncipe Víctor Alberto, el médico William. Gull, o Aaron Kosminski. Otros, sin embargo, no los había oído mencionar jamás.
Con cada sospechoso se relatan las pruebas que le incriminarían y también las que le exonerarían, además del posible móvil que tendría para haber cometido los asesinatos. A veces me ha sorprendido la imaginación que han tenido algunos interesados en el tema, ya que ciertamente en muchos casos las pruebas inculpatorias aducidas no parecen más que casualidades, y en otros casos son altamente imaginativas. de hecho, algunas teorías me han resultado tan increíbles que el final del libro de Robert Bloch "La noche del destripador" (reseñado en este blog aquí) ya no me parece tan rocambolesco como en su día me pareció.
Una de las teorías sobre Jack que más me ha impresionado es la posibilidad de que en realidad este asesino en serie nunca haya existido, sino que los crímenes que se le imputan hayan sido en realidad obra de diferentes autores. Las pruebas de esta teoría, al leerlas, no me parecieron tan descabelladas, teniendo en cuenta cómo Jack mató a cada una de sus pobres víctimas y que no está claro cuántos crímenes cometió realmente.
El ensayo consta de un primer apartado en el que se nos habla de las cinco víctimas (más probables) de Jack el Destripador, pobres prostitutas que tuvieron la mala fortuna de toparse con su cuchillo, y de cómo murieron. Después, a lo largo de ocho capítulos, están recogidas en lo que se nota ha sido una extensa y magnífica labor de documentación, las teorías sobre la identidad de Jack y sobre los móviles que pudieron azuzar a este asesino a ejecutar tan horribles crímenes. Además, cada capítulo cuenta con fotos de los implicados en los crímenes que se nos relatan. Las hipótesis son tan variopintas que me ha parecido una lectura mucho más interesante de lo que esperaba. ¿Sabéis que incluso parece haber pruebas (descubiertas por un grafólogo español) que apuntan al creador de Sherlock Holmes, el británico Arthur Conan Doyle? Esta es solo una de las conjeturas analizadas, pero hay muchas más, muy sugestivas, en el interior de este excelente libro de historia e investigación. En conclusión, no solo estamos ante una recomendable obra para todos aquellos amantes del tema, sino también para los que se interesan por el género policial, las hipótesis delictivas, y la criminalística en general.
El escritor nos introduce en materia describiendo con trazos lúgubres el distrito del este londinense, donde en el otoño de 1888 Jack the Ripper cazaba a sus víctimas, valiéndose de frases como la siguiente:
“...Aquella madrugada un frío glacial azotaba Londres, y en las calles desiertas la niebla le ganaba espacio a la lánguida luz de las farolas de gas...”.
A la triste fama del Destripador han contribuido varios hechos, desde la ferocidad de sus crímenes, hasta el que la policía no solo no lograra atraparlo sino que tampoco tuvo nunca una pista seria sobre su identidad. Aunque puede que lo más extraño fuera el hecho de que sus asesinatos cesaron bruscamente, por lo que el destino de tan horrendo criminal sigue siendo una gran incógnita. ¿Murió? ¿Fue apresado por otros delitos? ¿Dio por terminada una misión que le encomendaron?
El autor de "Jack el Destripador. La leyenda continúa" ha logrado una obra entretenida y a la vez altamente interesante, que abarca todas las hipótesis barajadas a lo largo del tiempo sobre este emblemático criminal, exponiéndolas con respeto e intentando ser lo más objetivo posible.
Como ejemplo de la incisiva prosa del escritor, cabe transcribir, este párrafo:
“...Jack el Destripador golpeaba repentinamente, cual si de un perverso y fulmíneo ente emergido de la nada se tratase. Agredía a sus presas humanas y les infligía una muerte atroz, sin que aquellas pudiesen oponer la menor resistencia. Nunca había testigos directos presentes durante los feroces ataques, o parecía no haberlos. Obraba con increíble eficacia haciendo alarde de una desconcertante sangre fría, e, igualmente, de un completo desprecio hacia el peligro, como si estuviese convencido de que jamás sería capturado...”.
Me he quedado asombrada con todos los nombres que se han llegado a manejar, algunos propuestos por la policía del momento y otros no mencionados más que en tiempo recientes. Algunos de estos sospechosos los conocía ya que por diversas razones son bastante famosos, como el príncipe Víctor Alberto, el médico William. Gull, o Aaron Kosminski. Otros, sin embargo, no los había oído mencionar jamás.
Con cada sospechoso se relatan las pruebas que le incriminarían y también las que le exonerarían, además del posible móvil que tendría para haber cometido los asesinatos. A veces me ha sorprendido la imaginación que han tenido algunos interesados en el tema, ya que ciertamente en muchos casos las pruebas inculpatorias aducidas no parecen más que casualidades, y en otros casos son altamente imaginativas. de hecho, algunas teorías me han resultado tan increíbles que el final del libro de Robert Bloch "La noche del destripador" (reseñado en este blog aquí) ya no me parece tan rocambolesco como en su día me pareció.
Una de las teorías sobre Jack que más me ha impresionado es la posibilidad de que en realidad este asesino en serie nunca haya existido, sino que los crímenes que se le imputan hayan sido en realidad obra de diferentes autores. Las pruebas de esta teoría, al leerlas, no me parecieron tan descabelladas, teniendo en cuenta cómo Jack mató a cada una de sus pobres víctimas y que ni siquiera está totalmente claro cuántos crímenes cometió realmente.
La obra consta de un primer apartado en el que se nos habla de las cinco víctimas (más probables) de Jack el Destripador, pobres prostitutas que tuvieron la mala suerte de toparse con su cuchillo, y de cómo murieron. Después, a lo largo de ocho capítulos, están recogidas en lo que se nota ha sido una extensa y magnífica labor de documentación, las teorías sobre la identidad de Jack y sobre los móviles que pudieron azuzar a este asesino a ejecutar tan horribles crímenes. Además, cada capítulo cuenta con fotos de los implicados en los crímenes que se nos relatan. Las hipótesis son tan variopintas que me ha parecido una lectura mucho más interesante de lo que esperaba. ¿Sabéis que incluso parece haber pruebas (descubiertas por un grafólogo español) que apuntan al creador de Sherlock Holmes, el británico Arthur Conan Doyle? Esta es solo una de las conjeturas analizadas, pero hay muchas más, muy sugestivas, en el interior de este excelente libro de historia e investigación.
Fragmento de la reseña publicada en el sitio web "Un libro junto al fuego", 29 de septiembre de 2016.