Un Asunto Muy Elástico

      Aquel hombre había realizado los cursos de Detective Privado sólo porque tener ese título le sería útil para progresar en su futuro laboral. Pero en el transcurso de los estudios acabó por aficionarse al detectivismo.
      Cuando aún no había tenido tiempo de asumir que ya se había diplomado… Me presenté yo… ¡Para solicitar su ayuda!
      Y le ofrecía nada menos que un caso real con todos los ingredientes necesarios: desaparecidos, muertos, robos, accidentes de coche, secretos científicos, mujeres en peligro, disparos, peleas y... ¡Mucha pasta de por medio! En fin, que no se podía pedir mayor felicidad. 
      Intenté explicarle que todo eso sólo tenía chiste visto desde fuera. Pero que ir por el mundo tratando de descubrir al culpable con la revolución francesa dentro del estómago y un muslo desgarrado por una bala, maldita la gracia que le iba a hacer.
      Pero el tipo parecía duro. Y convencido de que exponerse a ser castrado a pistola, mientras el cerebro se le iba haciendo puré de verduras al tratar de averiguar qué ocurría a su alrededor, y quién de todos los que parecían sospechosos lo eran, constituiría un agradable y ameno pasatiempo.

      Mamen