Y SERAS COMO LOS DIOSES. Tomo II

Enrique pudo postergar su decisión. También haber llegado a él otra oportunidad, pero no sucedió. Quizás sintió que debía iniciar el viaje. Un viaje que pronto se transformaría en una dura lucha con repentinas fuerzas que se levantaron y que su juventud e inexperiencia no podían controlar. Voces, susurros, sueños que lo estremecían, deseos que lo envolvieron. Iba a desarrollar lo que había estudiado, pero ahora intrigas y duros rencores se interponían en su objetivo. Y supo y sintió y se involucró en todo aquello. Y cuando el dolor se hiso más grande que la pasión, cuando la trampa se cerró sobre él, quiso volver pero tal como un Odiseo moderno el regreso se hiso imposible. Quizás estaba destinado a ser marcado por la impotencia, tentado más allá de sus fuerzas. Pero los dioses tal como con Odiseo tuvieron compasión de él y crearon sucesos inesperados para romper con su agobiante prisión. Sin embargo y ya lejos de todo aquello, se dio cuenta que el regreso a casa recíen comenzaba.