Rebelión, Derecho y Revolución

La legitimidad de un sistema de gobierno tiene su origen en su aceptación por el pueblo soberano; pero esa legitimación es un proceso continuo, que no se agota en el momento de su elección en las urnas, sino que comienza ahí. Del mismo modo, las normas que ese sistema produce han de pasar continuamente un control de calidad o, si se quiere, de legitimación; resultando así que de un legislador o gobierno legítimo pueden producirse normas ilegítimas y el sistema debe disponer de recursos suficientes no sólo para detectarlas, sino para removerlas eficazmente. Es una forma de evolución continua y una manera de evitar la revolución y de lograr el buen gobierno que las sociedades humanas precisan.

El autor nos propone un viaje ameno e interesante sobre la Francia de la Revolución de finales del XVIII y adentrarnos en sus causas y consecuencias con el fin de extraer datos o claves para resolver los conflictos sociales actuales.