Esta colección de poemas, escritas en el período comprendido entre 2011 y 2012, es una expresión y visión del autor sobre uno de los temas capitales de la existencia humana: el amor.
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En este autor guatemalteco, el amor toma un sentido muy amplio y profundo: desde la misma encarnación del dios Eros, representado por la sensualidad del deseo carnal, como observamos en los poemas Son tus labios y En sueños te besé, hasta la expresión más íntima del sentimiento filial en A mi Padre, poema dedicado a su padre o A nuestro amado Josué David, cuya inspiración es el hijo del poeta, pasando por ese sentimiento profundo y respetuoso de un esposo abnegado que caracteriza al poema A mi amada Hellen, dedicado a su esposa. Pero el amor en Edwin Yanes no se frena allí: hay espacio para el amor desinteresado que caracteriza la amistad y el amor hacia la entrañable patria Yo creo en Guatemala. Sin embargo, el amor en su totalidad, como nos hace ver Edwin, tiene, al igual que una moneda, dos caras: una alegre y positiva, llena de deleite, conocimiento, sensualidad, erotismo, mutua entrega, y a veces nostalgia; y otra oscura, empañada por el desengaño, la indiferencia, y la falsa esperanza, en fin: el desamor. Poemas como Amor de mostrador, Soledad, y Las palabras se las lleva el viento son casos representativos de los sinsabores a los que puede llevar un amor no correspondido. Estas dos caras de la misma moneda del amor, ampliamente conocidas por el poeta, ya sea por sus propias experiencias personales, o de personas que han entrado, salido, y/o permanecido en su vida, nos muestran que quizás no haya nada más complejo y abarcador que el amor. No en vano, una cierta filosofía o ética de la vida se ve reflejada en algunos poemas de tono existencialista tales como ¿Qué es la vida y No me gusta mentir.Una de las características más salientes de este poemario es su lenguaje simple, su expresión directa y limpia, sin palabras rebuscadas y sin topos ni artificios complejos, de manera que personas de todos los caminos de la vida, tanto los grandes letrados como el que a duras penas puede leer y escribir, puedan deleitarse con ellas, vivir y re-vivir aquellas experiencias amorosas que marcan nuestras vidas, ya sea a través de la remembranza de nuestros primeros amores y desilusiones, el ensalzamiento de nuestros grandes amores, y el goce furtivo de aquellas pasiones que guardamos secretamente en nuestros corazones. Todo ello sin dejar de ser, estas expresiones y experiencias, poesía; y sin amenazar el sentido estético que caracteriza el arte. Pienso que estas ideas quedan bien resumidas en los poemas Mi lírica es sencilla y Mi primer soneto.Otra importante característica de cada uno de estos poemas en esta compilación es su espontaneidad. No por gusto su métrica está en versos libres, sin ataduras ni estructuras, y como me ha confesado el mismo vate en mi experiencia al escribir, por ejemplo, con rima consonante, a veces toca quitarle belleza, por rimas. Y es esta sencillez lo que hace que el mensaje llegue directamente a nosotros, sin sacrificar nada.En fin, este compendio de poesías hace que su lectura sea una verdadera delicia, y algo que nos hace valorar y pensar sobre el poder del amor. Y como nos confiesa Edwin Yanes: La motivación fundamental de mis escritos es el sentir, basado en la experiencia del amor y el desamor en el corto camino de mi vida. También escribo con el fin de darle vida al amor, tomando en cuenta que sólo el amor puede mover al mundo, ese amor desinteresado que vibra en el corazón.
Dr. Ibis Sánchez-SerranoCiudad de Panamá, 20 de enero de 2013.