La mayoría de escritores cuando comienzan a crear una novela quieren que sus personajes sean únicos y que no formen parte de estereotipos y personalidades ya definidas.
Sin embargo, en mayor o menor parte, sus personalidades siempre acaban siendo similares a las típicas empleadas en las novelas.
Tipos de personalidades típicas
Hoy en día, por la cantidad de novelas existentes, es difícil crear un personaje que sea totalmente diferente a todos los creados anteriormente.
Se puede hablar de muchas personalidades típicas, pero se pueden destacar las siguientes:
- El “tío duro”: hombre de entre 18 y 35 años, que va al gimnasio y se gusta a sí mismo. Suele tener un coche rápido o una moto y varias chicas suspirando por él. Tiene 2 opciones, o se enamora de la chica más sencilla y la hace sufrir sin querer para enmascarar su amor, o es el antagonista del protagonista.
- La chica buena y dulce: suele ser la protagonista que acaba consiguiendo sus objetivos. Se siente desprotegida y marginada hasta que encuentra otro personaje que le ofrece apoyo. Sus hobbys suelen ser intelectuales como leer libros o el cine. También se puede encontrar en un personaje masculino.
- El “friki”: chico normalmente joven, con gafas, que no le gusta el deporte ni actividades grupales salvo las recreaciones o los videojuegos. Su mayor afición es el cine de superhéroes, los cómics o el manga. Suele estar enamorado de una chica guapa e inalcanzable para él que acaba consiguiendo enamorarla.
- El hippie: puede ser tanto un personaje femenino como masculino. Le gusta la naturaleza, ir a conciertos de música alternativa, suele ser vegetariano y vestir con ropa hecha a mano o alternativa.
- El traidor: personaje amigo de los protagonistas que suele traicionarles ayudando a los antagonistas pero que, al final, se arrepiente y acaba disculpándose.
Como evitarlo o, al menos, intentarlo
Algo importante e interesante es, antes de comenzar a escribir la novela, elaborar una biografía de cada personaje. Así, podremos desarrollar aspectos de la personalidad que quizás se nos podrían haber pasado.
También resulta muy atrayente para el lector conocer la vida de los protagonistas, cómo llegaron a ser como son, sus metas y sueños, sus gustos, sus relaciones con el resto de personajes…
Con todo esto, el lector se puede hacer una imagen más clara y definida del personaje hasta el punto de despertar su imaginación y pensar cómo sería en la vida real.
No importa tanto el hecho de que su personalidad sea un estereotipo, sino de resaltar lo que les hace únicos.
Un error común es abusar de los adjetivos para definir con exactitud a los personajes, paisajes, objetos etc. Para evitar esto, es fundamental el papel de la corrección una vez se ha finalizado la obra.
Esperamos que este post os sirva de inspiración para vuestras futuras obras. No dudéis en comentar otras personalidades de personajes de novela que queráis resaltar, o cualquier consejo o pregunta que tengáis.
¡Hasta muy pronto!