Hablamos con José Antonio Molina, autor de 40 sonetos a la salud y la compasión y una reivindicación de Albert Schweitzer. Este libro participa en la iniciativa solidaria La reverencia a la vida, para Médicos sin Fronteras, en la que os animamos a participar. Para que conozcáis más sobre el autor, la obra y la iniciativa, os dejamos con esta conversación. Recordad que podéis haceros con el libro en nuestra librería o bien realizando una donación en La reverencia a la vida.
¿Por qué un libro solidario?
El libro contiene una pequeña colección de poemas y un pequeño ensayo sobre la figura de Albert Schweitzer. Trata de ser un homenaje a todas las personas que luchan contra el sufrimiento ajeno, a veces con riesgo para sus propias vidas. Esta sociedad parece considerar héroes a los futbolistas, a los actores de cine, a los empresarios que amasan fortunas, etc. En mi opinión, los auténticos héroes son todas esas personas anónimas que, en lugar de vivir cómodamente en nuestro mundo occidental, entregados al ocio, al consumo y a toda suerte de banalidades, como nosotros, se marchan a lugares lejanos para salvar vidas. Esas personas merecen que hablemos de ellos, merecen que, cada uno de nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, les prestemos apoyo.
Es importante que incorporemos la solidaridad a nuestras vidas, y que dediquemos siquiera una mínima parte de nuestra inteligencia, de nuestro talento, o de nuestra fortuna a ayudar a quienes lo necesitan. Este librito, y la acción de regalarlo a todos los que hagan una donación a Médicos Sin Fronteras, responden a ese propósito.
¿Qué es exactamente Reverencia a la Vida?
Es un término acuñado por Albert Schweitzer que se convertiría en el centro de su filosofía y de su actividad. En el libro se menciona cómo acudieron esas palabras a su mente mientras remontaba el río africano Ogooué, hacia 1915, en plena I Guerra Mundial.
Tal y como yo lo entiendo, se trata de algo muy sencillo. Toda persona aprecia su propia vida y siente poderosamente la aspiración de conservarla. La reverencia, el respeto hacia la propia vida, es algo natural. Pero si uno mira con atención a su alrededor, se da cuenta de que está rodeado de seres vivos y de que todos, como él, consideran importantísimas sus propias vidas. De este cuadro general lo que se desprende es que la vida en sí, y no solo la vida de uno mismo, es algo sagrado. Por consiguiente, en el hombre reflexivo y observador, el amor hacia la propia vida se convierte en amor hacia la vida en sí. Desde ese momento surge un sentimiento de empatía con toda criatura viviente, humana o no, y de esa empatía brota la compasión. A partir de entonces, uno ya no puede permanecer ajeno al sufrimiento de otras criaturas, y se siente impelido a luchar con los medios que tenga a su alcance para preservar la vida y mitigar el sufrimiento de todos los seres. En otras palabras, se siente impulsado a dedicar su vida al bien, pues el bien es lo que favorece la vida y el mal es lo que la destruye.
La interiorización de esta ética sencilla y vitalista cambiaría la faz de la tierra, terminando con las guerras y con la destrucción de la naturaleza. Como se dice en el libro, «la felicidad se relaciona con el cultivo del bien, el bien se relaciona con la reverencia a la vida, y la reverencia a la vida implica el sentimiento de compasión hacia toda criatura viviente, además de la conducta que ponga en práctica esa compasión».
¿Cuál es la importancia de Albert Schweitzer?
Albert Schweitzer (1875-1965) fue teólogo, filósofo, músico y médico. Escribió numerosos libros donde dio muestras de una gran erudición. Pudo tener una vida acomodada en Europa en su condición de intelectual de prestigio y, sin embargo, antes de cumplir los 40 años, se marchó a África para fundar un hospital y atender a leprosos y otros enfermos. Su filosofía de la «reverencia a la vida», así como su fortaleza y determinación a la hora de poner ese principio en práctica, lo convierten en una figura ética de primer orden en Occidente. Abogó siempre por la paz, cultivó la voluntad de servicio hacia los que sufren, criticó el colonialismo europeo y el armamento nuclear, junto a Albert Einstein. Algunos le consideran el gran inspirador de los movimientos médicos humanitarios actuales, como el de Médicos Sin Fronteras. Su gran labor humanitaria le valió el Premio Nobel de la Paz en 1952.
En su filosofía de la reverencia a la vida, en su valor y fortaleza para ponerla en práctica dedicando a ello su propia vida, y en su carácter de pionero de los movimientos médicos humanitarios modernos radica su gran importancia. Mientras otros teorizaban sobre la ética, él la puso en práctica, convirtiéndose en ejemplo para sus contemporáneos y para todos nosotros. Schweitzer es el ejemplo del hombre comprometido con sus principios, un verdadero humanista, alguien capaz de escuchar esa voz interior que nos impele a la compasión, a no ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno, a luchar por el bien. En la medida en que Schweitzer se atrevió a escuchar esa voz y hacer algo al respecto fue un valiente, en la misma medida en que nosotros somos cobardes por no hacerlo ni siquiera un poco.
¿Por qué leer este libro?
Lo importante no es leer este librito, que literariamente vale bien poco. Como mucho, lo importante del mismo es que, a través de su lectura, los lectores que no conocían la figura de Albert Schweitzer lo hagan, y que a partir de ahí sigan explorando la vida y la obra de este personaje y se nutran con su ejemplo ético fundamental. También, es positiva la invitación del libro a que los lectores concedan, al menos, un hueco de su tiempo a apreciar la labor de aquellas personas que, en estos momentos, luchan en tierras lejanas por mitigar el sufrimiento de otras, personas que son los auténticos héroes de esta sociedad y cuya labor, sin embargo, acostumbra a ser olvidada por los telediarios
Lo más relevante aquí es la iniciativa solidaria a la que este libro se vincula. Se trata de que la gente preste apoyo a organizaciones humanitarias, como Médicos Sin Fronteras, y que la perspectiva de recibir un mínimo obsequio a cambio, como este librito, les anime a hacerlo. De ese modo, al realizar una donación a esta ONG, aunque sea minúscula, el donante obtiene el valor añadido de recibir un librito como premio a su acción solidaria.
¿En qué otros proyectos literarios y solidarios estás involucrado?
Me contentaría con que esta iniciativa sirviera para ayudar un poco a Médicos sin Fronteras en su labor humanitaria. Aunque a partir de esta iniciativa se consiguiera recaudar solo 40 euros no la vería como un fracaso, porque solo con eso esta ONG puede salvar la vida de un niño. Ese niño se convertirá en un hombre o una mujer que ayudará a otros. Esos “otros” podríamos ser nosotros mismos, en el futuro, pues nadie nos dice que, un día, nosotros seremos los que necesitemos ayuda. Si no salvamos la vida de ese niño por negarnos hoy a hacer, al menos, una donación puntual a esta ONG o a otras, ese hombre o esa mujer jamás existirán.
La unión entre literatura y solidaridad, que exploro con esta iniciativa, podría tener frutos muy positivos, sobre todo si más personas se involucraran. Imaginemos lo que ocurriría si los escritores de best sellers promovieran iniciativas similares con algunos de sus libros. Con ello se recaudarían miles de euros que salvarían miles de vidas. La cuestión es, ¿por qué no lo hacen?
Uno de los males de este mundo, en mi opinión, es que las personas que más poder tienen para ayudar a otras (sea poder económico, político, mediático, etc.) parecen ser, paradójicamente, las que menos lo hacen. Que los ricos de este mundo, si quieren, se dediquen a acumular riquezas para ser enterrados luego con ellas, como faraones. Yo invito al resto de personas, con esta iniciativa, a que se atrevan a dejar entrar la compasión en sus vidas, y ayuden, aunque sea poco (aunque sea poquísimo, pero algo es mejor que nada) a las personas y a las ONG que luchan por un mundo mejor. A todos los que donen cualquier cantidad a Médicos Sin Fronteras a través de esta página les enviaré el libro, si lo solicitan.
Tenemos que luchar, cada uno en la medida de nuestras posibilidades, por hacer un mundo mejor. Un sistema basado en el bienestar de unos pocos y el sufrimiento de muchos es un sistema inestable que, al final, revienta. Por eso, es preciso sacar a la opulenta sociedad occidental de su indiferencia y fomentar la solidaridad con los que sufren como condición inexcusable de la vida humana civilizada. Si nos dedicamos a disfrutar del estado de bienestar y no hacemos nada, ahora que podemos, por mitigar el hambre, la enfermedad, la guerra, la destrucción de la naturaleza y la desigualdad económica, con el tiempo también nosotros nos veremos afectados por esos males o por sus consecuencias.
Todos habitamos un mismo mundo, es absurdo pensar que lo que sucede a pocos kilómetros más allá de nuestras fronteras no terminará afectándonos a nosotros. Es indispensable atajar los problemas ahora que aún tenemos capacidad de maniobra. El momento para el ejercicio de la solidaridad y la práctica de la compasión es ahora que podemos, y no cuando nosotros también empecemos a padecer por el hambre, la enfermedad, la guerra, etc.
Es ahora cuando hay que tener presente aquella frase atribuida a Edmund Burke (“el mal triunfa cuando los buenos no hacen nada”), y convertirla en un principio de acción que nos espabile de nuestra indolencia y apatía. Es ahora cuando hay que recordar que el hambre, la enfermedad, la guerra, la injusticia, el odio y todos los males se extienden a sus anchas por el mundo si los que tenemos el saber y el poder para impedirlo no lo hacemos. De nosotros depende frenar esos males ahora, o dejar que nosotros o nuestros hijos nos convirtamos, también, en sus víctimas.
Mi enhorabuena a José Molina por tan estupenda iniciativa y por acercarnos a la figura de Albert Schweitzer, que yo desconocía… Con que cada uno pusiéramos nuestro granito de arena, aunque fuera muy pequeño, por medio de algún tipo de acción solidaria con nuestro entorno, aunque fuera el cercano, sería suficiente para un mundo mejor. Y sí, los más poderosos que lo pongan en su entorno más lejano, donde tienen más fácil llegar.