A nadie se le escapa que los más pequeños de la casa son uno de los principales consumidores de libros en España. Además, la lectura es fundamental en el desarrollo de su educación. Por ese motivo, los autores que quieren escribir libros para niños tienen una gran responsabilidad. Para los autores infantiles cualquier cosa no debería de servir, ellos más que nadie tiene la obligación de hacer un buen trabajo.
En este artículo elaboraremos una lista de consejos para escribir un buen libro para niños.
1. Leer muchos libros infantiles
2. Pasar tiempo con el lector objetivo (los niños)
3. Tormenta de ideas
4. Desarrollar a los personajes
5. Poner atención en las ilustraciones
6. Elegir un buen título y una portada atractiva.
7. Trabajar con buenos profesionales
Leer muchos libros infantiles
Parece algo obvio, pero es muy importante. El escritor necesita conocer muy bien el género sobre el que está escribiendo. Por ese motivo, haber leído cientos y cientos de obras infantiles se vuelve imprescindible para escribir un libro para niños.
Después de este ejercicio, el autor tendrá más claro qué tipo de historias se cuenta, qué tono se utiliza, la estructura común, el ritmo narrativo, etc.
En la literatura clásica hay grandes obras destinadas a los más pequeños. Estas son magníficos ejemplos de escritura para autores que se quieran trabajar este género.
Pasar tiempo con el lector objetivo (los niños)
Disfrutar de un rato sentado con un grupo de niños aseguran una lista de buenas ideas sobre las que escribir. Son tremendamente sinceros y honestos.
Observándoles jugar e interactuar entre ellos también servirá para conocerlos un poco más, saber qué les divierte y les aburre, qué temas despiertan su curiosidad…
Si al futuro autor este parte se le hace cuesta arriba, entonces debería replantearse si el género infantil es el suyo.
Tormenta de ideas
¿Dónde están las buenas ideas? Esta es una de las preguntas más se hacen los escritores y, sin embargo, la respuesta es muy sencilla: En todas partes.
Observando y atendiendo al entorno encontraremos múltiples situaciones que ayudarán al autor a inspirarse para elegir el tema principal de su historia, para la creación de los personajes o para la elección del título.
En esta fase de búsquedas de ideas, no debe desecharse ninguna. Es el momento de apuntarlo todo para luego reflexionar sobre ello y elegir bien lo que va bien con la historia que queremos escribir.
Desarrollar a los personajes
¿Quién no recuerda a Marcelino, protagonista de Marcelino, pan y vino, o las aventuras de Tom Sawyer? El autor tiene que conseguir que el personaje protagonista de la obra que está escribiendo sea inolvidable para el lector. Si lo consigue, habrá conseguido su objetivo.
El niño tiene que identificarse con el personaje que está leyendo. Tiene que conectar con él para que este le acompañe hasta el final y que cuando cierre el libro considere que ha vivido una aventura con un amigo.
Los personajes de los libros para niños no deben ser perfectos (nadie lo somos), deben de encontrase con dificultades en el camino y superarlas de una forma creíble.
Los personajes centrales pueden ser humanos, animales o incluso objetos inanimados, pero todos ellos deben tener una característica típica de un niño. Dotar de rasgos humanos a algo que no los tiene se le llama antropomorfismo.
Poner atención en las ilustraciones
El niño tiene que ver representado en las imágenes la historia que está leyendo. De esta forma, su comprensión mejorará y aumentará la motivación por llegar al final.
Es muy importante que el escritor cuente con un ilustrador. Escribir no es lo mismo que dibujar. El ilustrador pone la atención sobre una serie de cuestiones que al autor se le escapa: sabe contar la historia con imágenes, qué imagen atraen a los niños o donde colocar las ilustraciones para que tengan el mayor impacto posible.
Normalmente, el ilustrador supone una inversión económica importante, pero es fundamental para hacer un buen libro infantil.
Buscar un buen título y una portada atractiva
El título y la portada son las dos primeras cosas que verá el niño y también el adulto.
Lo idea es que el título sea corto y pegadizo para que puedan recordarlo. Al mismo tiempo debe ser especial. El autor debe encontrar la fórmula para que ese título solo funcione con su historia.
La portada tiene que ser lo más espectacular posible y que con una imagen haga que el niño muestre el interés necesario para llevarse a casa la obra.
La portada y el título es lo que también hará que el adulto decida si merece o no la pena comprarle al niño ese libro.
Trabajar con buenos profesionales
Es cierto que la parte de escritura de la obra es fundamental. Pero para no es la única. El escritor debe concienciarse de la importancia de rodearse de profesionales del sector que le ayuden con la publicación de su obra: ilustradores, editores, correctores, diseñadores, etc.
Ellos serán los que guíen al escritor tanto durante el proceso narrativo como el paso de edición y publicación.
Este grupo es el conoce el mercado, las tendencias, qué enfoque debe darse a la historia. En resumen, el talento, el conocimiento, las ganas, el trabajo y la ayuda de un buen equipo editorial es lo que necesita el autor para escribir un libro para niños.