Hay libros que no se limitan a contar una historia. Libros que convierten al lector en un personaje más, incluso en narrador. Libros que actúan como espejo de uno mismo. El código del garbanzo, la última publicación de Natalia Gómez del Pozuelo, es uno de ellos. Se trata de la respuesta a una petición para escribir sobre la mujer profesional, que surge con el afán de diferenciarse de la mayoría de libros, manuales, artículos, propuestas e incluso leyes que existen sobre el tema.
Esta semana charlamos con ella sobre su trayectoria como autora independiente; hoy queremos presentaros su Código del garbanzo. La historia arranca cuando a Esse le surge la oportunidad de trabajar en París y, junto con Ka y sus dos hijos, deciden lanzarse a la aventura. No imaginan que ese camino les llevará a encontrarse frente a un momento de crucial importancia en sus vidas. ¿Novela?, ¿ensayo? Los lectores confiesan sentirse sorprendidos al terminar la lectura. Retomamos la charla con Natalia para conocer más sobre este libro tan especial.
«Los manuales son muy aburridos, a la gente le gustan las historias», puede leerse en El código del garbanzo. ¿Es este libro una novela o algo más?
Yo lo llamo un juego. Para mi es un experimento, y una vez que obtengo el feedback de la gente que se lo ha leído es muy divertido, porque es bestial ver cómo cada mente funciona de una manera diferente en función de sus prejuicios y de su forma de ver el mundo. ¿Es una historia? Sí. ¿Es un juego? También. ¿Y un ensayo? Pues también.
¿Qué puede esperar el público de este libro?
Pueden esperar cuestionarse. Es decir, pararse a pensar en cómo piensan, que muchas veces actuamos en automático. Pararte a mirar cómo piensas te obliga a no actuar en automático. Claro, es una pretensión, ojalá pudiese cambiar alguna actitud con respecto a lo masculino y lo femenino. Esa sería la pretensión, decir: «mira cómo piensas», porque muchas veces creemos que lo hacemos de una manera y no es así. Es un pequeño espejo, también.
La igualdad de género es uno de los temas que tratas.
No me gusta llamarlo igualdad, por eso hablo siempre entre la relación de lo masculino y lo femenino. Creo que hay unas interacciones que se dan de manera automática entre lo femenino y lo masculino a nivel social, particular…, a todos los niveles, precisamente porque muchas veces vamos en automático. A mi me gustaría que todos mirásemos un poquito mejor esa relación porque hacemos rayas, dividimos permanente en todo. Y sería también, digamos, la dualiad frente a lo redondo. Blanco, negro, femenino, masculino… Ese énfasis que hacemos en occidente por etiquetar las cosas o verlas duales… Yo creo que en realidad las cosas son más integras. Mi propuesta sería preocuparse más del ser que del sexo. El ser como entidad que tiene su componente femenino y masculino.
¿Qué aporta este libro a lo mucho que se ha escrito sobre el tema?
Creo que precisamente la diferencia de enfoque, el no dar respuestas. La mayoría de los ensayos -y yo creo que por eso no he sido capaz de escribir un ensayo con este tema (que es lo que me habían pedido)-, explican cómo hacer las cosas, en general, y yo creo que aquí no hay una forma de hacer las cosas, sino una forma de mirar el mundo. Entonces sería un planteamiento desde «por qué no revisamos la mirada» en vez de «cómo hay que hacer las cosas». Porque si todos miramos desde un punto de vista más integrador, si todos se dan cuenta de los prejuicios existentes, todos vamos a actuar de una forma más integradora y no divisora.
¿Por qué leer El código del Garbanzo?
Si te apetece jugar, si te apetece pasar un grato agradable… Es un libro fácil de leer, es cortito, es amable, es un libro amable, a parte del juego que propone.
Próximamente saldrá a la venta la nueva edición de El código del garbanzo.
Una bonita manera de entrar de lleno en el libro y sentirte parte de el. Es uno de esos libros que para mi gusto tienen el don de tocar algo simpático y ameno dentro de ti que no todos los libros tienen la suerte de hacer. Por eso creo que puede ser un fantástico regalo como felicitación para un cumpleaños recomendado por tanto para todo aquel que quiera pasar un rato simpático.