Nací en Madrid en una fecha llena de sietes, y crecí en el barrio de Carabanchel; humilde pero orgulloso rincón del mundo cuyo recuerdo me acompaña siempre, sin importar la distancia, a través de los mares y montañas.
Desde niño me gusto la historia, pero sobre todo me encantan las historias: el joven cartaginés que desafió a Roma atravesando los Pirineos a lomos de un elefante, o el niño que hizo renacer un mundo de la semilla de un nombre. Por eso escribo, para no dejar perdidas, dentro de mi revoltosa cabeza, todas aquellas que en mis noches y paseos, me nacen o renacen.
Estudié filología hispánica, por darme el gusto de de escuchar y aprender de los maestros que conocen a los grandes contadores de antaño, y los secretos y curiosidades de la lengua. Y enseño capoeira, el arte de luchar sonriendo, el juego de los desposeidos brasileños, porque creo que la libertad no es un estado, sino una forma de vida y expresión.