Norman es un mecánico especialmente dotado profesional y sexualmente que, por culpa de un desliz con la hija de su jefe, es trasladado a la nación hispana, donde pronto es seleccionado para formar parte de un equipo de especialistas en distintos campos destinados a una peligrosa misión: descubrir los secretos de la misteriosa nave Eterna, enfrentarse con la amenaza letal de micro-robots que amenazan al planeta Rawena y partir hacia la batalla final con la nave base que alberga a la computadora que ya una vez fuera vencida por el antiguo emperador, Rawena Maximus.
A lo largo de toda esta peripecia, Norman tendrá ocasión de disfrutar de tórridas escenas sexuales, conocer a Rebeca, que se convertirá en su esposa; descubrir que es descendiente directo del mítico emperador, y tener un hijo durante la travesía espacial que se convertirá en uno de los objetivos principales de la maquina enemiga.
El retorno es una space opera que ofrece los mejores ingredientes del genero: La creación de un mundo propio, en este caso altamente jerarquizado y con férreas normativas sexuales; grandes dosis de acción y suspense y, sobre todo, mucha fantasía. Pero a ello le añade además secuencias eróticas muy explicitas, un considerable sentido del humor y un lenguaje coloquial tanto en la voz narrativa en primera persona como en los diálogos. El protagonista y narrador es un personaje sencillo pero ampliamente dotado, como se señala en el argumento, y consigue ganarse las simpatías del lector. Es quizá también la naturalidad con la que los personajes aceptan situaciones extraordinarias, como la revelación de Norman, los descubrimientos de las maravillas tecnológicas que encierra Eterna o los peligros extremos a los que se enfrenta la tripulación.
El retorno es, asimismo, una historia de amistad y camaradería, elemento constante de buena parte de excelentes novelas de aventuras: el retrato de la galería de personajes que tripulan a Eterna es descrito de forma somera pero suficiente para cumplir con efectividad sus respectivos papeles dentro del relato. En algunos casos como el encuentro con el maestro Chun o con la doctora Rebeca, el recurso del humor funciona muy bien como elemento anticlimático que marca la atmósfera de la historia y que reaparece como contraste en los momentos de acción.