Conocerse es conocer el universo. Todo está dentro de uno.
El Amor se comporta como lo hace Dios, sólo se entrega al servidor más valiente.
El Amor en sí es ya valiente.
Hubo un tiempo lejano, antes de la última creación, en la que los hombres amaban a las mujeres y las mujeres amaban a los hombres sin restricciones. Cómo en un cuento de hadas intentamos restituir una situación anterior más bella y plena. Y para ello necesitamos al héroe (el intento) y al causante del caos (lo que nos bloquea), al sabio (maestro interior) que guía al héroe, al dragón (ego) de mil cabezas y que la flor cautiva (el dios/diosa, la shekinah) vuelva a respirar libre y expandirse. Y todo es necesario para seguir creciendo, todo es un intento por lograr una nueva síntesis de la vida.
El amor facilita el crecimiento y lo permite. Se manifiesta en conciencia real y aceptación total del devenir de la vida y la muerte. Es lo único que nos queda después la batalla del todo junto con la conciencia de la experiencia, lo que no se puede explicar y solo es.
María Zunzunegui Franco, nació en Santander en 1976.Estudió magisterio y psicología especializándose en transtornos psicopatológicos y lenguanje oral infantil, Con conocimientos de danzaterapia, pintura y teatro con Roberto Cordovani, practicó hinduísmo, budismo y kabalah con distintos maestros,además de gicheon. Especialista en bits de inteligencia para niños, grafología e investigación con plantas de conocimiento, se dio cuenta de que lo único que podía hacer es Amar o por lo menos intentarlo.