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La cristología es un tratado que quiere dar cuenta de una afirmación de fe: JESÚS ES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS. Una afirmación que brota del NT, de algunas manera es la respuesta de Pedro a Jesús, así como Jn 20, 31, 1 Jn 2, 22 y Hch 9, 32. 

Esta confesión de fe básica de todo cristiano. 

La teología tiene una función crítica. No asume simplemente ideas o conceptos con total paz…en ese sentido, la idea de la cristología es AYUDAR A VERIFICAR LA OPINIONES QUE SOBRE JESUS SE TIENEN O SE HAN TENIDO EN LA HISTORIA. 

Reflexionando sobre la verdad de Jesucristo se va enjuiciar las opiniones que pueden aparecer a lo largo de los siglos. Para esto la teología usa la FE DE LA IGLESIA. La Cristología va a profundizar en lo que la fe cree…para qué Para encontrar su razonabilidad, su lógica y su sentido para el hombre. 

Hay que tener en cuenta además que la fe es perenne. La fe eclesial es siempre la misma. Las verdades de la fe son inmutables. Pero, la expresión de estas verdades, el modo de expresarlas sí puede cambiar según las estructuras de pensamiento de los hombres de cada época. 

En los últimos decenios ha habido una mayor valoración de la historia. Esta sensbilidad histórica también ha llegado a la cristología. La cristología en los últimos decenios se ha visto requerida de mostrar la validez histórica de lo que plantea. Durante mucho tiempo la afirmación “Jesús es el cristo” se tomó con total paz. Pero conforme fue pasando el tiempo esta afirmación se cuestionó y se vio la necesidad de corrobora históricamente la validez de una afirmación así. 

La cristología por tanto profundiza en la REALIDAD HISTORICA DE JESÚS. Pero no solamente se trata de eso, sino también en la FUNCIÓN Y LA OBRA DE JESÚS, que lo presentan como el salvador de los hombres. 

Nosotros los cristianos nos referimos a Jesús como el israelita se refería a YWHW, Jesús es nuestro absoluto, no es mediador cualquiera, sino que es el centro del cristianismo. En Jn 5, 18 escuchamos que Jesús se proclama Hijo de Dios. La confesión de Jesús como Hijo de Dios es la afirmación más provocadora