El tipo de experiencias violentas a las que se expone una persona en su crecimiento, puede posibilitar la formación de circuitos cerebrales que se habitúan a dar respuestas sumisas, verbal, emocional y comportamentalmente. Esto a su vez puede ser un factor importante para que la persona desarrollada en este ambiente, ya en su edad adulta mantenga relaciones con maltratadores, o, trate de sostener por mucho tiempo una relación con una pareja que le controle y la violente. Quienes desarrollan estos comportamientos de subyugación, puede que no comprendan el por qué se repiten estas situaciones en su vida. Por ello es importante aprender cómo funciona el organismo y como nuestro cerebro aprende a orientar sus respuestas a este tipo de vínculos dañinos desde el estímulo de las palabras, la presión emocional y otros tipos de violencia que se viven dentro de las relaciones; con el objeto de crear herramientas cognitivas y emocionales para salir definitivamente de este tipo de relaciones perjudiciales. En una próxima entrega, se brindarán diferentes métodos que den soporte a los mecanismos de respuesta cerebrales y hormonales, para favorecer nuevos comporamientos que brinden mejores cimientos para salir de las relaciones abusivas.