Consideramos que es tan grande este tesoro, que ya no nos cabe en nuestros corazones, y es por esto que lo tenemos que compartir, y es ahora que lo hacemos: compartirlo por escrito. Ojalá que más adelante alguien con los medios y la sensibilidad necesarios pudiera llevar a la gran pantalla esta historia nuestra, porque sería una gran película, muy tierna, dulce y sensible y, además, reparadora de muchos corazones angustiados por la separación y el no saber nada respecto de lo que pasa después de la muerte de sus seres queridos.
Y, de verdad lo decimos, no porque sea nuestra historia, porque en realidad no lo es. En todo caso es la historia de todos, de todo el mundo. Porque, de momento, lo que es bastante inmutable es el hecho de que todos, todo el mundo, hemos tenido, tenemos o tendremos a seres muy queridos para nosotros en el otro lado de la Vida, o en esta otra dimensión (no sabemos muy bien como decirlo) a la cual la mayoría de los mortales no podemos acceder, al menos de momento.