Mis andaduras con la escritura comenzaron a temprana edad...
Tendría 6 años aproximadamente, y una buena amiga del colegio, Tatiana, y yo, nos decidimos a empezar, en uno de los cuadernos del colegio, una historia fantástica de las dos viviendo aventuras.
A ella se le daba bien dibujar, a mí, escribir, así que nos inventamos la mayor aventura que jamás pudimos vivir. Recorrimos palacios y castillos, nos cruzamos con magos, alquimistas y caballeros, cabalgamos a lomos de grandes caballos de batalla, navegamos ríos y escalamos montañas.
Pero, como toda buena aventura que se preste, las dos protagonistas se separaron para emprender sus caminos, y yo continué las historias, que comenzaron siendo cuentos de niñas, y acabaron siendo novelas, que humildes, han crecido conmigo a lo largo de los años.
Si leer te conduce a través de mundos increíbles, escribir te sumerge a través de las aguas más bonitas que jamás hayas visto.