Comienzo mis primeros estudios con siete años, en las clases particulares de Manolo Gómez, vecino, estudiante de Químicas, puesto que al ser muchos alumnos de la misma edad para entrar en la escuela, a los nacidos en septiembre, como es mi caso, nos retardan el acceso un curso más. Así es que en 1955 estudio en la Escuela Unitaria de Parres hasta los catorce años. Hago un curso, 1962/63, en el Colegio "La Arquera", el mismo que abre sus puertas el Instituto de E. Medias de Llanes y en septiembre, paso el examen de Ingreso con Matrícula de Honor y me presento a 1º por libre. Así es que comienzo en el 1963/64 en 2º.
Después de hacer los cursos del Bachiller Elemental que me podían abrir las puertas de diversos empleos, elijo trabajar como peón en las obras de construcción para aportar algo de apoyo a la precariedad económica de la familia, esencialmente sostenida por el jornal de mi padre y de la escasa producción agrícola que nos permitía subsistir a duras penas. En el curso 1967/68, alentado por varios profesores que me ven trabajar por las obras de construcción, continúo con el Bachiller Superior.
Acabados los dos cursos y el paso de la Reválida con éxito, en el curso 1969/70 inicio los estudios de Magisterio en la Escuela Normal de Oviedo. Por la nota media notable en el expediente, además de no haber suspendido ninguna asignatura a lo largo de los tres cursos, así eran las condiciones que me explicaron a la hora de matricularme, accedí a la función docente.
Tras un primer curso 1972/73 como profesor contradado en la Escuela Graduada de Llanes, tomé posesión de una plaza de propietario definitivo de E.G.B. en la Escuela Graduada de Panes, convertida al año siguiente en C.P. "Jovellanos" que recogería por concentración a los alumnos de las Escuelas Unitarias del Concejo de Peñamellera Baja y la de Llonín de Peñamellera Alta. Impartí clases de Lengua y Literatura a los niveles de la Segunda Etapa así como Francés, Dibujo y Ciencias Naturales durante los once cursos que permanecí en el C. Público "Jovellanos" de Panes.
En 1984, solicité el traslado a la Escuela Unitaria de Pendueles, entre otras vacantes, por suponer para mí un reto profesional dar clases en una Escuela tal como la que había tenido en mi pueblo, Parres, como alumno. Allí perrmanecí quince cursos, cuatro de los cuales combiné la Eduación Física itinerante por las Escuelas unitarias de La Borbolla, Pendueles, Vidiago, Purón, San Roque del Acebal, Andrín, Cue, Póo y Parres con la Dirección del Colegio Rural Agrupado II de Llanes, "Vidiago", que las agrupa.
En el curso 1997/98, me matricule en la Univ. de Cantabria y obtuve la titulación necesaria para la Etapa Infantil de 3 a 6 años, puesto que con la reforma de la ESO, las plantillas se estaban modificando y exigían de los maestros un perfil para las dos Etapas, Infantil y Primaria. Accedí internamente a la vacante que se produjo en la Escuela de Vidiago donde permanecí hasta mi pre jubilación, durante diez cursos, que completaron cumplidamente los requisitos exigidos para acogerme a ella, después de 37 años continuados como maestro.
"En sus clases se favorece la expresión libre, la originalidad y la aplicación de las modernas corrientes pedagógicas, huyendo de los dogmatismos y primando el desarrollo emocional y el respeto mutuo en el núcleo escolar. Animó a sus alumnos a participar en cuantos concursos y certámenes se ofrecen".(J.N.A.) llenando así, de alguna forma, el viejo anhelo mío de escribir".
Colaboré desde 1976 en "El Oriente de Asturias", donde di a conocer, durante el año 1907, semana tras semana, el contenido de esta obra y que, por su concurso pudo llegar hasta diversos países europeos y americanos donde el semanario tiene numerosos suscriptores.
"Con estos importantes principios, además de fomentar la lectura, favorece la comunicación, la afectividad y la formación y carácter de nuestros niños y adolescentes. Es importante el recuerdo y análisis de nuestro pasado reciente y, en este aspecto, me complace citar a Ramón González Noriega, de profesión maestro, nacido en Parres, que después de contarnos las historias que escuchó de su padre, nos describe ahora sus propias experiencias de la niñez. Al estar vividas en el ambiente tradicional de nuestros pueblos, son perfectamente reconocibles en nuestras propias experiencias."
(Isabel Gutiérrez de Quevedo, en "El Oriente de Asturias").