Cuando hace años una amiga conocedora de la propuesta espiritual del Maestro Eckhart me propuso escribir un trabajo introductorio a la misma –motivada sin duda por la gran calidad de la espiritualidad eckhartiana–, de inmediato acepté el reto, sobre todo por la convicción que ya entonces tenía de su naturaleza laica. ¿No ha sido por eso que sus sermones han sido calificados de «Upanishads para Europa» (Ananda K. Coomaraswamy)? Como la espiritualidad de los Upanishads su propuesta es de una gran calidad, profundamente vital y vivencial, humana, racional, lúcida, diamantina, y muy seria, esto es, exigente, rigurosa, sin concesiones. Pero también es laica, es decir, pese a su cobertura religiosa cristiana, se puede leer sin creencias religiosas y sin dogmas, constituyendo una propuesta de naturaleza universal, para todos los hombres y mujeres, creyentes y no creyentes. Creo que ambas cosas, calidad y posible lectura laica, es lo que explica el gran atractivo que su propuesta sigue ejerciendo sobre nosotros, hombres y mujeres actuales, porque se trata de una propuesta muy moderna, como lo ejerció en los hombres y mujeres de su época, así como que pueda ser leído tan provechosamente por orientales y occidentales.
El trabajo que el lector tiene en sus manos trata de presentar esta espiritualidad poniéndola en valor e introduciendo a ella. Quiere ser una invitación a la lectura y verificación de este “maestro de vida”, porque en la espiritualidad, nada es cuestión de creer sino de verificar.