Felipe Lázaro (Güines, 1948). Poeta y editor cubano. Salió de Cuba en 1960. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Graduado de la Escuela Diplomática de España. Fundó la editorial Betania en 1987. Ese mismo año, obtuvo la Beca Cintas. Fue uno de los fundadores de las revistas Testimonio (1968), La Burbuja (1984) y Encuentro de la cultura cubana (1996), y del periódico La Prensa del Caribe (1997). Bibliografía: Poesía: Despedida del asombro (1974), Las Aguas (1979), Ditirambos amorosos (1981), Los muertos están cada día más indóciles (1986 y 1987), Un sueño muy ebrio sobre la arena (2003), Data di Scadenza (Antología poética), traducción de Gaetano Longo ( 2003) y Fecha de caducidad. Antología poética, 1974-2004 (2004). Otros libros: Conversación con Gastón Baquero (1987 y 1994), Entrevistas a Gastón Baquero (1998), Gastón Baquero: la invención de lo cotidiano (2001) y Conversaciones con Gastón Baquero (2012). Es autor de diversas antologías, como: 9 poetas cubanos (1984), Poesía cubana contemporánea (1986), Poetas cubanos en Nueva York (1988), Poetas cubanos en España (1988), Poetas cubanas en Nueva York / Cuban Women Poets in New York (1991), Poesía cubana: la isla entera (1995), Al pie de la memoria. Antología de poetas cubanos en el exilio, 1959-2002 (2003) e Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (2011). Colaboró con ensayos en los libros: Cuba: voces para cerrar un siglo (II). Testimonio de escritores cubanos en la Isla y en el exilio (1999) de René Vázquez Díaz, La patria sonora de los frutos. Antología poética de Gastón Baquero (2001) de Efraín Rodríguez Santana, Creación y exilio. Memorias del I Encuentro Internacional Con Cuba en la distancia.(2002) de Fabio Murrieta, I Congreso Internacional de cultura cubana (2004) de Rafael Rubio y Matías Jove, y Bienvenidos a la transición (2005) de Grace Piney.
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de Felipe Lázaro. El libro nos llega como el frisón de una tela, el instante sonoro que da paso
a la intimidad. Aúna poemas que han trascendido en la memoria; otros, totalmente inéditos,
juegan con la tipografía, cual diablillos que habitan al poeta-editor de tantos cubanos, de
numerosos libros y poetas que forman parte de la biblioteca imprescindible de la Literatura
cubana y universal.
La poesía de Felipe Lázaro es tierra que salva e idéntica al Hombre y sus circunstancias;
es un arañazo en los muros de Madrid, ciudad donde reside y dirige la importante Casa editora Betania.
El poeta muestra el desgarrón de su traje, desvela vivencias, amores, libros, y una intimidad
desolada que fluye y se convierte en cómplice de aquel niño que tuvo que abandonar su tierra
y ha tenido que descifrar códigos para crecer, para comprender un destino marcado por las Letras.
No falta el buen vino, el dulce licor de los amigos, o el amargo que viene con las dudas, la falta
de esperanza sobre el fin del destierro. No falta la creencia, como si en cada libro que ha escrito
o editado diera palabra a los desheredados.
El tema, recurrente en la poesía cubana de estos últimos cincuenta años, alza al Hombre
como causa, su nostalgia, su asombro. La angustia infinita, la tristeza recrea el País del
exilio, como si fuese una isla que interpela a los barcos errantes.
TIEMPO DE EXILIO es la tercera antología poética de Felipe Lázaro, precedida por
“Data de Scandenza “(Trieste, 2003), traducción del poeta italiano Gaetano Longo,
y “Fecha de caducidad “(Madrid, 2004) con prólogo del poeta cubano Efraín Rodríguez
Santana. Sus poemas han sido seleccionados en otras antologías, como: “La poesía
de las dos orillas. Cuba, 1959-1993.” (Libertarias/Prodhufi, 1994), de León de la Hoz,
“La isla en su tinta. Antología de la poesía cubana” (Verbum, 2000), de Francisco Morán,
“Antología de la poesía cubana. Vol. IV” (Verbum, 2002) de Ángel Esteban y Álvaro Salvador,
“Poemas cubanos del siglo XX “(Hiperion, 2002) y “Poesía cubana del exilio” (Aduana Vieja,
2010) de Odette Alonso Yodú.
Felipe Lázaro nos cuenta: “Toda antología es la suma de una constancia literaria. Por eso,
Tiempo de exilio –donde reúno poemas de mis cinco primeros libros, más otros textos inéditos
–no es más que el resumen de la labor poética de los últimos 40 años, aunque lo que más
habría que destacar en mi trayectoria como poeta, son los 53 años de exilio (sin vislumbrar
posibilidades de retorno) que he vivido desde que salí de Cuba, en 1960, siendo un niño de
12 años de edad.
En este sentido, pertenezco a la generación de poetas cubanos formados y surgidos en el
exilio, que salimos siendo niños, como: Maya Islas, Gustavo Pérez Firmat, Lourdes Gil,
Iraida Iturralde, Alina Galliano, Laura Ymayo y muchos más. Sin olvidar a los dos grandes
exponentes de la poesía de nuestro éxodo, como son José Kozer y Magali Alabau y
a los fallecidos Luis Cartañá y Amando Fernández, entre otros.
Incluso, para ser justo, habría que mencionar a los poetas que han publicado todos
sus libros en el destierro y que conforman una nutrida relación de autores que reflejan
el quehacer poético fuera de la Isla desde el mismísimo 1959 a nuestros días”.
En el mapa cronológico interno del libro, encontramos estados emocionales de su
crecimiento: Despedida del asombro (1974), Las aguas (1979), Ditirambos
amorosos (1981), Los muertos están cada día más indóciles (1987),
Un sueño muy ebrio sobre la arena (2003) y Tiempo de exilio (2014), en ellos el poeta avisa de
los puertos en que puso pie y libró batalla.
En Tiempo de exilio, un hombre frente al tiempo cuenta cómo ha podido sobrevivir y reafirma
que tiene fe en las palabras. Bienvenido sea entre los soñadores que aún no han visto el paraíso.
La poesía de Felipe Lázaro es tierra que salva e idéntica al Hombre y sus circunstancias; es un arañazo en los muros de Madrid, ciudad donde reside y dirige la importante Casa editora Betania.
El poeta muestra el desgarrón de su traje, desvela vivencias, amores, libros, y una intimidad desolada que fluye y se convierte en cómplice de aquel niño que tuvo que abandonar su tierra y ha tenido que descifrar códigos para crecer, para comprender un destino marcado por las Letras.
No falta el buen vino, el dulce licor de los amigos, o el amargo que viene con las dudas, la falta de esperanza sobre el fin del destierro. No falta la creencia, como si en cada libro que ha escrito o editado diera palabra a los desheredados.
El tema, recurrente en la poesía cubana de estos últimos cincuenta años, alza al Hombre como causa, su nostalgia, su asombro. La angustia infinita, la tristeza recrea el País del exilio, como si fuese una isla que interpela a los barcos errantes.
TIEMPO DE EXILIO es la tercera antología poética de Felipe Lázaro, precedida por “Data de Scandenza “(Trieste, 2003), traducción del poeta italiano Gaetano Longo, y “Fecha de caducidad “(Madrid, 2004) con prólogo del poeta cubano Efraín Rodríguez Santana. Sus poemas han sido seleccionados en otras antologías, como: “La poesía de las dos orillas. Cuba, 1959-1993.” (Libertarias/Prodhufi, 1994), de León de la Hoz, “La isla en su tinta. Antología de la poesía cubana” (Verbum, 2000), de Francisco Morán, “Antología de la poesía cubana. Vol. IV” (Verbum, 2002) de Ángel Esteban y Álvaro Salvador, “Poemas cubanos del siglo XX “(Hiperion, 2002) y “Poesía cubana del exilio” (Aduana Vieja, 2010) de Odette Alonso Yodú.
Felipe Lázaro nos cuenta: “Toda antología es la suma de una constancia literaria. Por eso, Tiempo de exilio –donde reúno poemas de mis cinco primeros libros, más otros textos inéditos –no es más que el resumen de la labor poética de los últimos 40 años, aunque lo que más habría que destacar en mi trayectoria como poeta, son los 53 años de exilio (sin vislumbrar posibilidades de retorno) que he vivido desde que salí de Cuba, en 1960, siendo un niño de 12 años de edad.
En este sentido, pertenezco a la generación de poetas cubanos formados y surgidos en el exilio, que salimos siendo niños, como: Maya Islas, Gustavo Pérez Firmat, Lourdes Gil, Iraida Iturralde, Alina Galliano, Laura Ymayo y muchos más. Sin olvidar a los dos grandes exponentes de la poesía de nuestro éxodo, como son José Kozer y Magali Alabau y a los fallecidos Luis Cartañá y Amando Fernández, entre otros.
Incluso, para ser justo, habría que mencionar a los poetas que han publicado todos sus libros en el destierro y que conforman una nutrida relación de autores que reflejan el quehacer poético fuera de la Isla desde el mismísimo 1959 a nuestros días”.
En el mapa cronológico interno del libro, encontramos estados emocionales de su crecimiento: Despedida del asombro (1974), Las aguas (1979), Ditirambos amorosos (1981), Los muertos están cada día más indóciles (1987), Un sueño muy ebrio sobre la arena (2003) y Tiempo de exilio (2014), en ellos el poeta avisa de los puertos en que puso pie y libró batalla.
En Tiempo de exilio, un hombre frente al tiempo cuenta cómo ha podido sobrevivir y reafirma que tiene fe en las palabras. Bienvenido sea entre los soñadores que aún no han visto el paraíso.
Margarita García Alonso
Le Havre, enero, 2014.